La música de Rapa Nui puede dividirse con una línea temporal marcada por la llegada de la influencia extranjera. Entre 1870 y 1950 se produjo una gran conexión con Tahití, que tuvo como consecuencia la introducción de la música polinesia y el casi olvido de la música propia. Durante esa época llegaron también los misioneros católicos, que influyeron notoriamente en la música de la isla.
La mayor parte de los temas musicales de la época antigua, anterior a 1870, eran esencialmente vocales, cantos sin instrumentos musicales. La mayoría de los cantos aku-aku, dedicados a los espíritus, eran ejecutados con una tonalidad nasal y acompañados rítmicamente golpeando dos piedras duras. Había también cantos polifónicos ejecutados por varias personas y cantos ceremoniales relacionados con las circunstancias de la vida, momentos trascendentes, sucesos importantes, tradiciones, guerra o muertes.
Los riu eran cantos muy importantes, ejecutados con un profundo sentimiento, parecidos a lamentos de melodía libre. Entre ellos estaban los cantos funerarios, cantos para atraer la lluvia, cantos reales referentes a los antiguos gobernantes o arikis, y cantos que narraban antiguas historias. También existían los cantos que alegraban las fiestas populares o juegos. Eran cantos festivos entre los que destacan los kai-kai, o cantos combinados con juegos de cuerdas.
El instrumento más importante de la época antigua era el keho o tambor de piedra. Se hacía un hoyo en la tierra, de unos 60 centímetros de profundidad y otro tanto de ancho. En el fondo se ponía arena y se enterraba una calabaza partida que hacía de caja de resonancia. Sobre el hoyo se ponía una gran piedra laja y sobre ésta, una persona danzaba, marcando el ritmo del canto y del baile.
Hacia 1900, la influencia polinesia se manifestaba en el predominio de la música para danzas, alegre y cadenciosa, que desplazó casi por completo a la música autóctona. No tenía el carácter ritual de la música antigua y se hizo asequible para el uso festivo y de esparcimiento. Llegó acompañada de la guitarra, proveniente de Samoa, Tahití o Hawai.
En los cantos polinesios no está presente la expresión trascendente del misterio de la vida y la muerte de los cantos antiguos Rapa Nui, sino que se ensalza el amor y el sexo.
Los cantos litúrgicos católicos, traídos desde la Oceanía francesa, llegaron en latín y francés pero luego fueron traducidos al tahitiano a fines del siglo XIX. En Rapa Nui tuvieron un desarrollo sorprendente.
A partir de 1940 se interrumpió el tráfico con Tahití y la isla comenzó una relación más fluida con Chile. Empezó a escucharse música internacional, criolla, mexicana, corridos y rancheras, y luego norteamericana.