En los pueblos originarios, gran parte de la música está ligada a la ritualidad. Se utiliza en ceremonias para comunicarse con los dioses y espíritus tutelares. Música, canto y danza forman un todo indivisible para celebrar, agradecer y pedir por el bienestar del grupo. Por eso existen cantos para curar a los enfermos, para atraer o detener la lluvia, para obtener una buena cosecha, para invocara los espíritus y ancestros, para guiar a los muertos, etc. La música también cumple una función social importante a través de los cantos que recuerdan la mitología y la historia del cada grupo.