La música Kawashkar, como parte integral de esta cultura, sufrió su mismo deterioro y desmembramiento durante el siglo XX. Por eso, en este escrito nos referimos a la música kawashkar hasta alrededor de 1950. Actualmente la lengua, las canciones y su contexto de uso se han perdido.
La música Kawashkar presenta muchas similitudes con la de los grupos vecinos: selk’nam, yámanas y tehuelches. En ella se distinguen dos repertorios musicales fundamentales: uno religioso, ligado al ceremonialismo ritual, y otro profano, ligado a actividades cotidianas y a sentimientos humanos.
En los ritos de iniciación de los jóvenes el canto y la danza eran muy importantes, cada rito específico era acompañado de su propio canto y poesía. Al comenzar el ritual los candidatos a la iniciación aprendían y cantaban la canción de la ballena, que era muy importante en este contexto. Luego se entonaban cantos nocturnos alusivos a animales y pájaros.
Durante los rituales mortuorios ejecutaban gritos rituales acompañados de golpes percutidos con bastones. Usaban algunos instrumentos simples como silbatos de hueso de pájaros, bastones de madera, palos y cueros enrollados.
Había muchos cantos dedicados a los animales que los rodeaban y que les daban el sustento. Estos cantos contenían sonidos onomatopéyicos y eran acompañados por gestos y pantomimas de los animales y servían para que el cazador sedujera y atrajera a su presa. En el repertorio cotidiano eran comunes canciones que relataban las aventuras vividas durante las cacerías de lobos, nutrias o pájaros en el bosque, así como las expediciones de pescas y viajes por los canales. Eran también comunes los cantos de amor.
Cantaban con frases cortas que eran repetidas con ritmos diferentes. Alguien comenzaba a cantar y el resto del grupo se iba uniendo poco a poco a la melodía, formando finalmente un coro.