Museo Chileno de Arte Precolombino

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Música Mapuche

La música mapuche ha estado sonando sin parar desde hace miles de años. Aunque se ha transformado y adaptado, su sonido sigue siendo profundamente local, diferente al resto de las músicas vernáculas del continente. El machi o chamán es el especialista en el canto: a través de él es capaz de conectarse con el mundo de los espíritus, conversar con ellos y traer su mensaje a los hombres, acompañado de la cadencia rítmica del kultrun, un tambor mágico cubierto de dibujos y con objetos en su interior. El canto debe ser potente, ya que es el encargado de conectar a los hombres con el mundo espiritual, y por eso mismo es variado, generalmente evocador de situaciones muy diferentes, desde lo más íntimo hasta lo épico y sobrecogedor. Ese canto rítmico y melódico, diferente y característico de cada machi, potente, cambiante, es el que estructura toda la musicalidad mapuche.

Para esta cultura la música es una forma de expresión, no es música de por sí (para ninguna tradición vernácula existe la palabra “música” tal como la conocemos). Es una forma de decir cosas, de hablar, de expresar emociones, de comunicar el yo interno, por eso no importa el ser “buen” o “mal “músico, importa decir lo que se debe decir encontrando el lenguaje propio. De este modo, todos los instrumentos mapuches, como las trompetas (trutruka, ñolkin, kullkull), las flautas (pifilcas), los tambores (kultrun, kakelkultrun), y otros instrumentos (trompe, kaskahuilla, wada), son distintas formas de decir lo que las palabras no alcanzan a expresar.