Arte
Los testimonios de cronistas coloniales y viajeros de la época republicana sobre este aspecto de los changos históricos son escasos, existiendo someras descripciones sobre su modo de vida, las embarcaciones y las viviendas o toldos transportables tipo “ruca” y algunos objetos materiales.
Respecto a su vestimenta se sabe que usaron atuendos muy simples fabricados con pieles de lobo marino, guanacos o vicuña para abrigarse y se “embijaban” los cabellos con la grasa de estos animales que hacía que sus cabezas brillaran con el sol, contrastando con la piel oscura de sus cuerpos. El utillaje doméstico, las herramientas y la vivienda que tenían fueron simples, precisos, y la vez muy especializados para la economía marítima y modo de vida nómade que practicaban. A través de su existencia como pueblo, adoptaron materias primas, tecnologías y objetos foráneos que no disponían en la costa desértica y los reacondicionaron adaptándolos a sus necesidades más importantes, como la alfarería, la metalurgia y los textiles, entre otros.
La arqueología de los cementerios y sitios habitacionales de la población costera de finales del período prehispánico y de contacto europeo, permiten conocer un poco más acerca de sus artesanías.
Respecto de su vestimenta, se han registrado gorros tejidos con lana de camélido, diademas de plumas de pelícano, cobertores de piel de lobo de mar, mantas de lana y pellejo de aves marinas y entre las poblaciones más antiguas, era común el uso de taparrabos de cuero o de cordones de fibra vegetal y lana de camélido. Los atuendos de algodón o lana suelen encontrarse muy reparadas o reuitilizadas en otras funciones, sugiriendo que fueron bienes escasos y altamente valorados, la mayoría de ellos probablemente obtenidos por intercambio de los grupos agricultores y pastores del interior. Complementaban su vestimenta brazaletes y collares de cuentas de concha, piedras, huesos e incluso de dientes de lobo marino. En concha también hicieron cuchillos y cucharas.
Sus vasijas de cerámica eran de uso doméstico, de un solo color, pero de varias formas, la que conseguían también a través de trueque con otras poblaciones. Con cobre fabricaron anzuelos y algunos ornamentos como aros, brazaletes y alfileres. La madera era un material muy escaso en la costa, siendo la mayoría de los objetos como cajitas, tabletas o placas porta-plumas que se encuentran entre los enseres de los pescadores son de proveniencia foránea.
Pero sin duda, la manifestación artística más notable de los antiguos pueblos costeros es el arte rupestre. Emblemático es el sitio El Médano, ubicado en una quebrada al norte de Taltal. En 10 km de la quebrada se encuentran rocas y farellones pintados en rojo con escenas de estilo naturalista relacionadas a la vida pescadora de hace unos 1000 años. Los dibujos representan seres humanos cazando y arponeando desde sus balsas de cuero de lobo peces, tortugas, lobos marinos y grandes cetáceos, como ballenas. También aparecen, junto a perros y/o zorros, algunos figuras de camélidos. Otros sitios arqueológicos de este sector costero presentan pinturas similares, así como grabados de mamíferos marinos (lobos, delfines y cetáceos) y fauna terrestre siendo capturada, como en playa Las Lizas, al sur de Chañaral. Estas representaciones rupestres que encierra una invaluable riqueza simbólica, posiblemente la desarrollaban para asegurar la subistencia del grupo y su reproducción como sociedad, ante eventos de escasés o merma de los recursos marinos.