Arte
La alfarería fue una práctica artesanal tradicional de relativa importancia en el Huasco Alto. Las loceras que subsisten en los villorios de Chollay y Pachuy siguen fabricando piezas con técnicas ancestrales, como grandes cántaros para el almacenaje y vajilla de uso cotidiano. La producción textil, por su parte, la desarrollan las mujeres principalmente de las comunidades huascoaltinas de Junta de Valeriano, Chollay, Pinte y Chihuinto; ellas hilan y tiñen con tinturas naturales o artificiales su propia lana de cordero y con técnicas tradicionales tejen en los antiguos “telares de patio”, mantas, ponchos, frazadas y bolsas de diversos tamaños, además de manufacturar variados tipos de cordelería y trenzados para el apero de mulas y caballares. A lo largo del valle, estos tejidos comparten las mismas formas, técnicas y estilos, aunque con pequeñas diferencias en su colorido. En otro aspecto, los diaguitas huascolatinos practican el arte de sanar a través del conocimiento de la herbolaria, usando las plantas en infusiones y ungüentos para la cura de distintas afecciones y enfermedades. Entre los diaguita de Chalinga, por su parte, algunos han ejercido o ejercen como médicos tradicionales, destacándose entre los curanderos más renombrados del valle del Choapa. Hoy en día, en la comunidad de Chalinga, entre otras actividades artesanales, se recuperan técnicas y diseños de la alfarería de la cultura Diaguita prehispánica para aplicar en proyectos de emprendimiento económico, a fin de reforzar su identidad y manera de ser indígena.