Patrón de Asentamiento
El pueblo aymara está constituido por diferentes etnias, cada una con una marka, con su respectivo ‘pueblo-capital’ a nivel social, político y religioso. La marka está compuesta por el ayllu, la comunidad humana; la sallqa, la periferia silvestre donde habita la flora y la fauna; y las huacas, compuestas por la pachamama, los espíritus de los cerros y los lugares fuertes, los astros y otros fenómenos humanizados. Todo esto se traslapa y converge alrededor de la casa, en la chacra familiar, en los bofedales y campos de pastoreo y más allá, en la sallqa. Los tres integran el Akapacha, situado en medio de una mitad superior, el Arajpacha, y una mitad inferior, el Manqhapacha. El primero está asociado a lo bueno, el segundo a su antónimo. Opuestos que se equilibran en un punto de interacción e intercambio ecuánime, fértil y tenso, el Tinku.
Actualmente se identifica la mantención de la marka a nivel festivo, donde la fiesta realizada en el ‘pueblo-capital’, es una reunión transversal de una estructura social situada en pisos ecológicos diferentes que hoy dejaron de funcionar como unidad estructural. El conjunto habitacional marka se divide en dos mitades y cuatro sectores, dos sayas y cuatro ayllus mayores. El territorio es percibido como una unidad con una doble bipartición simbólica y económica, la primera la de arriba/ abajo (Arajsaya/Manqhasaya), la segunda, la diferenciación entre las zonas de pastores de la alta cordillera y la de agricultores precordilleranos. Las partes se complementan, ambas conforman el todo.
Existen diferentes tipos de vivienda. La utilizada en las festividades de la marka, en verano, ubicada en el sector del pueblo que corresponde al ayllu de procedencia. La casa habitacional ubicada en las chacras y campos donde se vive durante el año, la uta. Esta es de base rectangular, con techo de dos aguas y vigas de madera de keñua; está compuesta por módulos independientes para la cocina, los dormitorios y la despensa. La puerta está orientada hacia el oriente y no posee ventanas para protegerse del frío. Es de adobe con fundamentos de piedras. La casa también es considerada con vida y es adornada con dos ‘aretes’ o flores de lana. Por último, en los campos, la paskana, vivienda de una sola pieza, de ocupación esporádica y materiales ligeros. Importantes asentamientos en épocas prehispanas fueron los pukaras o aldeas fortificadas. Estas se ubicaban en sectores altos, más que por estrategia defensiva, para dejar libres las terrazas para los cultivos, y desde la altura, poder tener un control de estas áreas productivas.