Organización Social
El pueblo aymara se compone de diferentes etnias, distinguibles lingüística y socialmente. Su modelo de organización social se corresponde al de la organización del espacio y el territorio, si bien éste ha ido mutando al adoptar principios teológicos, ideológicos y organizativos occidentales. Este modelo organizativo rebasa las fronteras políticas actuales para reconocerse en torno a la marka o territorio donde se desenvuelva cada etnia. En torno a sus antiguos ‘pueblos-capital’ (como son Isluga o Parinacota, en el altiplano chileno) se centran los intercambios rituales, de productos y/o trabajo y alianzas matrimoniales preferentemente con la gente del mismo sector.
A nivel socioeconómico existe una clara bipartición entre el sector agrícola y el pastoril. En las festividades del año litúrgico aymara, la organización social tradicional cobra relevancia y es protagonizada por los pueblos del altiplano y la sierra. Las autoridades duran un tiempo limitado, uno, dos o tres años. Su cargo es sacrificado pero implica prestigio y estima. Solo acceden a ellos matrimonios, pues los solteros están impedidos de asumirlos. Los títulos son: dos parejas de kurakas, cuatro de mayordomos y cuatro de alféreces, además de él o los “alcaldes de aguas”, en el sector agrícola. Hay otras funciones que pueden ser encarnadas por solteros aunque solo varones: quien se encarga de fabricar los bienes de la iglesia y mantenerla, el cantor que dirige el culto católico en ausencia del sacerdote y el campanero de la torre mallku del templo. Por último, se debe mencionar a las organizaciones urbanas creadas para prestar solidaridad y ayuda a quien baja a la ciudad desde la cordillera, pero también colaboración a las comunidades de origen a través de trabajos de desarrollo.