Culto y Funebria
El Inka fue un estado teocrático, ya que su vida social y económica estaba regida por sus creencias. Sus deidades mayores eran Wiraqocha (creador), Inti (sol) y Killa (luna), además de un vasto panteón compuesto por cuerpos celestes, fenómenos naturales, cerros y todo tipo de rasgos del paisaje; los antepasados eran también respetados y venerados. El Inka estableció su dominio especialmente por medios simbólicos, reasignándole nuevos valores sagrados a los antiguos lugares de culto de la población local. Ello puede observarse a través de la arquitectura imperial y principalmente en los rituales de capacocha que llevaron a cabo en las cumbres de las altas montañas andinas del territorio bajo su dominio y, que a veces, incluían sacrificios humanos. La religión cuzqueña se impuso con fuerza, modificando la de la población local, de modo que la antigua tradición chamánica fue siendo reemplazada por un culto estatal, mucho más establecido y dirigido por sacerdotes.