Otra hebra de historia
Valdivia sabía que sería trabajoso contener la resistencia indígena. Tomando la ruta de Almagro avanzó hasta los valles de Chile central, procedió a la fundación de la ciudad de Santiago, la que sería destruida poco tiempo después, por el ataque del cacique Michimalonko, quien contó además con el apoyo de los indígenas de los valles de Copiapó y Atacama.
En 1544, Valdivia envío a Juan Bohón a “poblar y sustentar” la desembocadura del río Elqui. Él funda la ciudad de La Serena, y se reparten las primeras encomiendas de La Serena y Copiapó, además de la fundación del fuerte Bohón o Copiapó. Posteriormente el alzamiento indígena de 1548-1549 marcó un hito en la consolidación del control hispano en la zona. Francisco de Aguirre reedificó la ciudad de La Serena y logró contener la belicosidad en los valles. Juan Bohón muere en Copiapó y Aguirre hereda sus tierras e indígenas. Se da inicio a la ocupación de tierras indígenas, en los sectores costeros y medios de los valles, a la reubicación de las poblaciones en pueblos de indios y doctrinas eclesiásticas, a la utilización de mano de obra indígena para faenas agrícolas, mineras y ganaderas, a la conformación de estancias y haciendas y al advenimiento de nuevas autoridades.
Ello impactó en las sociedades indígenas, las que tuvieron que elaborar mecanismos de adaptación a la nueva realidad, intentando mantener la continuidad de su cultura, ahora como mineros, labradores, artesanos y crianceros en el siglo XVII. Algunos indígenas fueron trasladados a las estancias o haciendas de otros encomenderos, desarticulándose así su comunidad originaria, y otros lograron conservar parte de sus tierras y su organización original.
Al mirar a los habitantes de esa geografía nos preguntamos: ¿Qué ocurriría si explorásemos el pasado y el presente de esos valles y sus localidades? ¿Encontraríamos otras hebras de historia?
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