Era una niña quien los Tehuelches admiraban por su belleza. Un día, Karut (el trueno, o el Señor de las Montañas) decidió raptarla y la llevó a los montes, escondiéndola en la grieta de un glaciar. Kospi gritó, pero no fue escuchada, y así pasó el otoño y el invierno. Cuando llegó la primavera, los deshielos bajaron por la montaña y Kospi, convertida en agua, resbaló por los faldeos y se deslizó hasta la pampa, donde alimentó con sus gotas las raices de las plantas. Las gotas fueron iluminadas por el Sol y toda la tierra se pobló de flores: en cada uno de sus pétalos vivía una parte de Ko
Mitos de Chile.
Diccionario de seres, magias y encantos.
Sonia Montesinos Aguirre.