Museo Chileno de Arte Precolombino

Pueblos originarios > Mapuche

Culto y Funebria

La religiosidad mapuche actual está teñida por el sincretismo de los conceptos introducidos por la evangelización cristiana, los que se integran a la cosmología mapuche tradicional, generando como consecuencia nuevas dimensiones de lo sagrado, símbolos y ritos. El Admapu es el conjunto de símbolos, prácticas y creencias tradicionales que propugnan que el pueblo mapuche y la tierra (mapu), fueron creados por Nguenechén (“dueño de los hombres”). En tiempos antiguos la figura mítica fundamental fue el Pillán, espíritu del antepasado fundador del linaje. Existiría un principio ordenador dentro de la cosmovisión mapuche, el de izquierda/derecha, donde la primera se asocia a lo inferior y la derecha a lo superior. Por ende, el dualismo como conjunción de dos principios opuestos, conforma parejas de oposiciones, resultando un sistema cuadripartito que es representado en los diseños que porta el tambor ceremonial o kultrun.

Los o las chamanes (machi) invocan en los ritos a las cuatro grandes deidades: el Anciano, la Anciana, el Joven y la Joven; el Wenumapu se divide en cuatro cielos que ordenan el número de bailes o de oraciones que componen el Nguillatún o rogativa, una de las ceremonias mapuche más importantes.

Las formas de entierro en los cementerios de los antecesores mapuches fueron diversas: en canoas o en troncos ahuecados, en cistas de piedra, inhumaciones directas en la tierra y en urnas funerarias de cerámica; ésta última fue la modalidad de inhumación más común de la cultura El Vergel, entre el Bío Bío y el Toltén. A veces, coexisten enterratorios en urnas y en canoas en un mismo cementerio. En las tumbas de la más antigua cultura Pitrén, se disponen como ofrendas vasijas cerámicas, predominando los jarros simétricos y asimétricos con engobe negro o con decoración negativa de motivos geométricos o fitomorfos. En los entierros de El Vergel, se acompañan las urnas funerarias con jarros de cerámica pintados con motivos rojos sobre una superficie blanca, un tipo de decoración que después se populariza en el llamado Estilo Valdivia que se desarrolla en la época colonial-hispana, junto con adornos de plata y cobre, herramientas de labores cotidianas y elementos de uso ecuestre.