Asombra la habilidad manual de las mujeres fueguinas para hacer cestos con juncos recolectados en sitios pantanosos. Ablandados al fuego, trenzados en espiral y entrelazados con una varilla de madera o hueso, servían para transportar y almacenar alimentos, valorándose su firmeza. En su actual cestería está presente esa tradición. Untados con grasa de guanaco o aceite de foca, eran utilizados para contener agua.