Sobre el cuerpo pintado de un tono, los fueguinos dibujaban formas de variado volumen. Los colores, blanco, negro y rojo, se obtenían de arcillas, carbón y conchas de moluscos. Molidos, calentados y unidos con agua, aceite de mamíferos marinos y grasa de guanaco, se aplicaban con los dedos, usándose una varilla para diseños finos.