Entre los años 1000 y 1400 d.C., se intensificaron las guerras en el norte de Chile. Es la época de los auca runas o guerreros, de los sitios fortificados y de las armas. Aunque las guerras (ch’axwas) perseguían destruir al enemigo, también habían combates rituales (tinkus), en los que la violencia estaba regulada.
El poder de los ancestros
Los guerreros combatían con cascos, corazas de cuero, mazas, manoplas, hondas, hachas, arcos y flechas, y protegidos por sus ancestros animales. Antes de las batallas, consumían sustancias alucinógenas que los “transformaban” en jaguares, pumas, gatos monteses, zorros, gavilanes, serpientes u otros de sus antepasados tutelares. En la batalla mostraban la misma fiereza que estos predadores.