Más al sur, los alfareros de El Vergel rescataron la idea de pintar diseños geométricos, pero el uso de escudillas no fue muy frecuente.
El toque distintivo de Aconcagua
En el valle del río Maipo, los ceramistas de la cultura Aconcagua acogieron la idea de pintar las vasijas y de confeccionar abundantes escudillas. Su originalidad estuvo en pintarlas solo con diseños en negro.
Los maestros diaguitas
Los ceramistas diaguitas son los que mejor asimilaron el movimiento estético iniciado por los alfareros de Las Ánimas. Pintaron muchas de las vasijas con diseños geométricos en negro, blanco y rojo, creando diversos patrones decorativos, especialmente en su exterior.
Copiapó se incorpora a la vanguardia
Estos alfareros recogieron dos aspectos sustanciales: pintar en la superficie de la cerámica y producir escudillas de manera más frecuente.
Poniéndole color a las vasijas
El origen de estos cambios estaría en tradiciones alfareras del noroeste de Argentina, como Condorhuasi. En Chile, la primera en incorporarlos fue la cultura Las Ánimas, la cual se extendió entre los valles de Copiapó y Elqui.