Brindar con bebidas alcohólicas fue una actividad propia de las festividades andinas y de los rituales políticos. Durante las campañas de conquista, el Inka regalaba a los jefes locales un par de vasos o keros que quedaban en la comunidad como un recordatorio del pacto que los unía con el Emperador.
A cada uno según su nivel
La nobleza bebía en vasos de plata y oro, pero el común de la gente lo hacía en vasos de madera, cerámica o cestería. Como indicadores de la posición de la persona en la sociedad, sus vasos y cucharas los acompañaban hasta la tumba.
El pacto en una calabaza
Mucho antes que los inkas llegaran a Chile, los brindis políticos ya estaban incorporados en diferentes culturas. Las calabazas cortadas por la mitad, por ejemplo, eran utilizadas para pactar con otros grupos. Este ejemplar, con cinco personajes vestidos de una manera, cinco de otra y uno que comparte el vestuario con ambos, representa el establecimiento de una alianza.