


Desde el desierto de Atacama hasta los bosques del sur, la primera alfarería presenta similitudes que sugieren un origen común. Comparten características estéticas con las primeras cerámicas del noroeste argentino y el centro del Perú. Generalmente de un sólo color y con técnicas y motivos de decoración semejantes. Predominan jarros y otros contenedores de líquidos.